lunes, 1 de diciembre de 2008

Octava reseña


"El ser viviente". Así tituló Ramón Jiménez Madrid su reseña a La herencia invisible, aparecida el pasado día 14 en el diario La Opinión y de la que tuve noticia unos días después merced a un amigo atento. Finalmente conseguí hacerme con un ejemplar y la he digitalizado. Si pincháis sobre ella podréis leerla más cómodamente.

2 comentarios:

Félix Amador dijo...

Enhorabuena. Tengo que hacerme con este libro (y añadirlo a la lista interminable de lecturas imposibles).

Un abrazo.

Nostromo dijo...

Soy Nostromo...

En la antigua Grecia los cadáveres se enterraban con una moneda bajo la lengua, concrétamente un óbolo, para que Caronte guiara las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado a otro del río Aqueronte. Caronte era el barquero del Hades (inframundo en la mitología griega) y si los difuntos no podían pagar tenían que vagar cien años por las riberas del Aqueronte, hasta que Caronte accedía a portearlos sin cobrar.

Yo no cobro.


Hola Sebastián, soy Nostromo y he visitado tu blog. Por el contenido del mismo he pensado que quizá te gustaría visitar el mío: Nostromo

Tiene poquísimo tiempo, pero podrás encontrar dos artículos interesantes:
- Testa y el truco final
- Coltán, el metal mágico

No sólo podrás leerlos en el blog, sino que también puedes descargarlos en .PDF

También verás que casi al final de la barra derecha encontrarás la opción de "SEGUIDORES". Sería para mi un placer que te añadieras.

Buen provecho...

Antonio Gómez Ribelles: 'Las lagartijas guardan los teatros' (La Estética del Fracaso, Cartagena, 2021)

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