lunes, 13 de abril de 2009

Desórdenes de carpeta: El futuro callado



Hoy quiero inaugurar una nueva sección, y para ello he rescatado un viejo título anotado en uno de mis cuadernos: Desórdenes de carpeta. A lo largo de los últimos treinta años he venido acumulando un sinfín de carpetas cuyos contenidos escapan ya a mi control. Si un día me empeño en buscar en ellas algo concreto, encuentro antes cien mil cosas con las que acabo siempre enredándome, pues me transportan a otras tantas situaciones igualmente concretas de mi vida. Todas esas carpetas conforman una inmensa baraja. Casi diría un Tarot. Cada vez que las abro, cambio su orden, es decir, su desorden. Sí. Lo admito. Soy carne de síndrome de Diógenes. Así que he decidido sacar de vez en cuando a la luz algo de lo que contienen. Quizá sea una buena medida terapéutica. Y aunque, tratándose de lo que se trata, la calidad no esté garantizada, lo que sí garantizo es variedad.

Para empezar, ahí va un duro poema inédito, fechado el 6 de julio de 1993, con el que he topado esta noche:


EL FUTURO CALLADO

Cuando duele la cara de mentir con codicia
nacen gestos posesos de rencor y fracaso.
Un rotundo portazo no devuelve el prestigio.

Las ofensas letales que filtrasteis a oscuras
han abierto las llagas que os concomen por dentro.
Son el premio propicio que el error merecía.

Fomentando los vicios esparcisteis la culpa;
pero no conseguisteis desplazar de su ruta
el futuro callado que os convierte en despojos.

3 comentarios:

José Manuel dijo...

El poema brutal; me gusta, Sebastián, pero me cuesta trabajo reconocerte. No es del tipo conciliador e indulgente que todos conocemos, pero me alegro de que muestres esa otra cara más agresiva, que no traga con algunas cosas como la mendacidad, la maledicencia o la alcahuetería.

Sebastián Mondéjar dijo...

Pues yo me alegro de que te guste, José Manuel. Eres el primero, después de mí, que lee este poema. Pero esto es sólo el principio. Son muchas las veces que, saturado de hastío o indignación, he escrito sólo para desahogarme. Conforme la sección vaya creciendo, espero ir mostrando otros rostros en los que difícilmente podrás reconocerme.

Blanca Andreu dijo...

Opino, Sebastián, que es un perfecto exorcismo. Lo estoy leyendo ahora, en el momento oportuno. Sé de uno al que me gustaría decírselo de viva voz en este momento.

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