sábado, 29 de enero de 2011

La soledad de las estatuas


Carmen Piqueras (foto: Marina Nicolás)


Anoche, unos cuantos amigos recibimos un precioso correo de nuestra querida amiga Carmen Piqueras. El asunto rezaba: "Como no tengo un blog...", de modo que, tras animarla a que se hiciera uno, le pedí permiso para publicar su poético reportaje en este casi olvidado y solitario camino, a lo que ella accedió de inmediato. Lo transcribo, pues, íntegramente antes de que se arrepienta. Gracias, Mamen.

* * *

"En los últimos días he hablado con Antonio Gómez y Sebas sobre lo que significa ser poeta, pintor..., artista en suma. Sobre la íntima y maravillosa sensación de "crear" y hacerlo con pasión y honestidad, sobre la felicidad que procura compartirlo con otros seres que de una forma intensa y profunda lo "re-crean" con nosotros, de la suerte que supone la existencia de tantos libros, discos, cuadros, pelis, teatro (bueno, en Murcia es un decir) que nos quedan por visitar y de los que revisitamos porque suponen nuestra memoria afectiva, sentimental, hondamente humana. También hablamos de lo cansado y frustrante que debe ser poner tu vida, tus anhelos, incluso las triquiñuelas más indignas al servicio de una vida pretendidamente artística.

Paseaba por Murcia bajo la lluvia y pensaba en la esmeralda y magnífica soledad que procura el agua a los jardines, a los bancos de piedra... y a las estatuas de los prohombres. Sentí una punzada de ternura por ellos, tan considerados en vida y ahora invisibles entre el ir y venir de los transeúntes, del tráfico. No pude, o no quise, resistirme al deseo de fotografiar a los que me fui encontrando. He aquí algunos poetas patrios que adornan plazas y jardines de Murcia. No sé si fueron artistas a "tiempo completo", todas las horas de su vida, si soñaban con la gloria póstuma, si se consideraban la
cooltura murciana, los más modernos..., pero ¡ay el tiempo! han quedado, en el mejor de los casos, como ignorado mobiliario urbano, nadie recuerda sus poemas (suponiendo que se sepa que son poetas) y ni el verdín ni las palomas sienten el menor respeto por ellos. ¡En fin! Madrigal solo reverdece con las escasas lluvias de por aquí, cuando leo "A SELGAS" añado siempre "con sardinas saladas" y Jara Carrillo es el recuerdo de unos versos pavorosos de mi infancia sobre un inclusero al que, debido a la vestimenta que las monjas le habían puesto y que delataba su origen, no le permitían el paso a la residencia donde su madre servía. Del escultor Garrigós diré que es antepasado de menda y por tanto me callo prudentemente.










Y con las fotos (tiradas con el móvil y literalmente "a ciegas"), un poema posromántico de siniestra belleza.




LA CUNA VACIA


I

Bajaron los ángeles,
besaron su rostro,
y, cantando a su oído, dijeron:
vente con nosotros.

Vio el niño a los ángeles
de su cuna en torno,
y agitando los brazos, les dijo:
Me voy con vosotros.

Batieron los ángeles
sus alas de oro,
suspendieron al niño en sus brazos,
y se fueron todos.


II

De la aurora pálida
la luz fugitiva,
alumbró a la mañana siguiente
la cuna vacía.

[José Selgas]



La verdad es que, ubicado en su contexto, le encuentro valores líricos muy reseñables pero qué cabrones los ángeles, no?

Finalmente os envío el monumento al Conde de Floridablanca a cuya "erección" colaboró el pueblo de Murcia."





Carmen Piqueras
Murcia, 28 de enero de 2011


3 comentarios:

carmen dijo...

Gracias por alojarme en tu casa.

Sebastián Mondéjar dijo...

No, Carmen..., gracias a ti por aceptar mi invitación y hacerla más habitable.

Al principio tuve dudas con el título: ¿"Prohombres", "Estatuas"? Luego me decidí por el título del poema, "La cuna vacía", pero rectifiqué, porque de pronto recordé aquella copla que escribí hace algunos años y que habla un poco (o un mucho) de lo mismo: "Me dan pena las estatuas, / solas en su pedestal, / marginadas por su hazaña". La verdad es que estuve a punto de ponerla como cita introductoria.

En fin, espero que te sientas cómoda (aunque ya ves que está todo a la intemperie) y duermas bien. Un abrazo.

José Manuel dijo...

Es una pena que tu teléfono móvil no disponga de zoom porque no se aprecia bien cómo el Conde de Floridablanca parece estar rindiendo un firme homenaje al onanismo, lo cual resultaría, en este caso sí, un reconocimiento escultórico indiscutiblemente merecido: “El pueblo de Murcia a su más ilustre pajillero”.

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