
"Pues parece que todo nos esconde / en esta encrucijada que habitamos". Así comenzaba uno de los poemas de Álvaro Valverde aparecidos en abril de 1987 en aquel número 12 de El Urogallo que ambos compartimos junto a otros poetas, casi todos, por entonces, absolutamente inéditos. Hasta ese momento, Álvaro sólo había publicado un libro (Territorio) y dos 'plaquettes' (Límites y Sombra de la Memoria), pero ya advertíamos en él a un poeta serio, profundo y contemplativo. El paso de los años, su lealtad. su constancia, nos han dado la razón y hoy es, además, un poeta maduro y consagrado, autor de libros como Las aguas detenidas, Una oculta razón, A debida distancia, Ensayando círculos, Mecánica terrestre y el que ahora nos ocupa, Desde fuera, que ha visto la luz en Tusquets hace sólo unos meses.
El libro, escrito entre los años 2000 y 2007, está dividido en seis partes. Para esta muestra he escogido seis poemas pertenecientes a tres de ellas. El primero, que corresponde a Desde dentro, fue leído por Álvaro en el Museo Ramón Gaya el pasado día 7 y tuve la osadía de grabarlo con mi pequeña cámara de fotos digital. La calidad de imagen y sonido, que ya dejaba mucho que desear, disminuyó considerablemente al volcar el vídeo en la red; pero ahí queda como testimonio de aquella entrañable lectura en su primera visita a Murcia. He ilustrado el poema, además, con una de las muchas estampas que el magistral Santiago Rusiñol realizó de los Jardines de Aranjuez.
El segundo poema que he seleccionado es el tercero de los cuatro que componen Entonces la muerte, una de las secciones con las que más me identifico. Su forma de hablar de la muerte, de entenderla y sentirla, se parece mucho a la mía. Perdonadme la inmodestia, pero creo que en estos poemas hay versos que podría haber escrito yo. La fotografía que lo acompaña es una composición mía realizada con una calavera de plástico y un esqueleto fluorescente con los que suele jugar mi hijo.
Finalmente, he elegido cuatro poemas de la serie Imaginario, otra de las que por su fuerza y hondura más me gustan. Se trata de poemas inspirados en cuadros del pintor extremeño Godofredo Ortega Muñoz, paisajes secos y semidesérticos que inmediatamente me transportaron a las tierras baldías y los campos de secano de nuestra región, ese otro rostro desnudo del paisaje murciano que tanto atrajo a uno de nuestros mejores paisajistas: Manuel Avellaneda. Es por ello que me he tomado la libertad de ilustrar los poemas con dos pinturas suyas: el tríptico "Entre Albudeite y Campos del Río" y "Tierra seca, I". Estoy seguro de que Álvaro Valverde se estremecería ante esos mares sedientos de Albudeite, Cieza, Blanca, Archena, Campos del Río…, o contemplando desde lo más alto de la Cresta del Gallo lo que nosotros llamamos El Paisaje Lunar. A ver si vuelve pronto a Murcia y los conoce.
El libro, escrito entre los años 2000 y 2007, está dividido en seis partes. Para esta muestra he escogido seis poemas pertenecientes a tres de ellas. El primero, que corresponde a Desde dentro, fue leído por Álvaro en el Museo Ramón Gaya el pasado día 7 y tuve la osadía de grabarlo con mi pequeña cámara de fotos digital. La calidad de imagen y sonido, que ya dejaba mucho que desear, disminuyó considerablemente al volcar el vídeo en la red; pero ahí queda como testimonio de aquella entrañable lectura en su primera visita a Murcia. He ilustrado el poema, además, con una de las muchas estampas que el magistral Santiago Rusiñol realizó de los Jardines de Aranjuez.
El segundo poema que he seleccionado es el tercero de los cuatro que componen Entonces la muerte, una de las secciones con las que más me identifico. Su forma de hablar de la muerte, de entenderla y sentirla, se parece mucho a la mía. Perdonadme la inmodestia, pero creo que en estos poemas hay versos que podría haber escrito yo. La fotografía que lo acompaña es una composición mía realizada con una calavera de plástico y un esqueleto fluorescente con los que suele jugar mi hijo.
Finalmente, he elegido cuatro poemas de la serie Imaginario, otra de las que por su fuerza y hondura más me gustan. Se trata de poemas inspirados en cuadros del pintor extremeño Godofredo Ortega Muñoz, paisajes secos y semidesérticos que inmediatamente me transportaron a las tierras baldías y los campos de secano de nuestra región, ese otro rostro desnudo del paisaje murciano que tanto atrajo a uno de nuestros mejores paisajistas: Manuel Avellaneda. Es por ello que me he tomado la libertad de ilustrar los poemas con dos pinturas suyas: el tríptico "Entre Albudeite y Campos del Río" y "Tierra seca, I". Estoy seguro de que Álvaro Valverde se estremecería ante esos mares sedientos de Albudeite, Cieza, Blanca, Archena, Campos del Río…, o contemplando desde lo más alto de la Cresta del Gallo lo que nosotros llamamos El Paisaje Lunar. A ver si vuelve pronto a Murcia y los conoce.
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(De DESDE DENTRO)
