
Miquel Martí i Pol dibujado a lápiz sobre papel por Adolf.
A MODO DE EXORDIO
Cualquiera de nosotros, perdedores
irreverentes y lúcidos, y también
cualquiera de ellos, los otros, instalados
en castas de poder y privilegio,
una mañana cualquiera, desde la triste
permuta del espejo, podemos sentirnos
exiliados sin salir de casa.
¿Y qué haremos, entonces? ¿Invocaremos
leyes y preceptos? ¿Pediremos cuentas
a los descreídos? ¿Renegaremos de los dioses?
Así se expresa el tiempo, sin ningún tipo
de impiedad, y es bueno saberlo y decirlo
para probar a vivir con los sentidos
y los sentimientos en perpetua vigilia.
Mirar a la vida cara a cara es un
recomendable y prudente ejercicio
de humildad, una activa y discreta
conspiración que nos acerca a aquel núcleo
tan olvidado de nosotros mismos
en el que a veces es duro descubrirse.
Crecer es también saber que la tristeza
e incluso la afrenta no son, por suerte,
exclusiva de los viles, sino un grotesco
patrimonio de todos, y que por los ojos
de los marginados, de los pobres, de los vencidos,
se nos va a todos el gozo de vivir
armoniosamente y con alegría.
Miquel Martí i Pol
Después de todo
Premio Internacional de Poesía Laureà Mela 2002
DVD ediciones /Barcelona, 2002