Bueno..., ejem..., perdonad este engendro..., o imaginad que se trata de un mal poema visual. Lo cierto es que anoche, antes de irnos a cenar a casa de mi suegra, se me ocurrió abrir el correo y... fue tal la avalancha de mensajes con buenos deseos para el nuevo año que se me vino encima, casi todos acompañados de sus correspondientes tarjetas de felicitación (una de las especialidades del diseño gráfico que merecerían un capítulo aparte) que me sentí impelido a improvisar rápidamente algo con lo que corresponder a unos cuantos amigos. Recordé este autorretrato que me hice mirándome al espejo el día que cumplí los 50, es decir, hace ya casi tres años, y sin pensarlo dos veces coloqué sobre mi calva (dónde si no) el consabido rótulo celebratorio. Como no tuve tiempo de enviároslo a más de uno, lo cuelgo aquí y ahora sin rubor y... ¡Santas Pascuas!
Aunque para poema visual, el que nos dejó mi amigo Carlos en los comentarios a mi antepenúltima entrada:
Aunque para poema visual, el que nos dejó mi amigo Carlos en los comentarios a mi antepenúltima entrada:
3 comentarios:
Sebastián, me ha gustado mucho el poema visual frito. Es original, gracioso y creativo, espontáneo y curioso.
Un beso y como ya te he dicho Feliz año nuevo.
Hola, Esther. Te saludo un día después de pasarme por tu blog y dejarte unos comentarios. Ahora no tengo tiempo ni inspiración, estoy trabajando y he hecho una pequeña pausa; pero esta noche me pasaré de nuevo con más tranquilidad para ver qué fotos has colgado hoy. Me alegra mucho tenerte por aquí, ya lo sabes, y que nuestra comunicación no se limite al ámbito del jazz.
Un abrazo muy grande y hasta luego.
¿Y después de freír poesía, qué queda?
Una excelente SOPA DE HIELO.
(cuya grabación, by the way, nunca me enviaste)
Blanca
Publicar un comentario