Total, que el otro día Un camino en el aire se cruzó por la Gran Vía con Un mundo flotante y, a pesar de que ambos íban como balas, se detuvieron cortésmente y mantuvieron esta breve conversación:
Un camino en el aire: ¡Hombre! ¡Un mundo flotante! ¡Cuánto tiempo sin verte!
Un mundo flotante: ¡Lo mismo digo! ¿Sabes que Trabajando con el vacío acaba de publicar su Música para ascensores?
Un camino en el aire: ¡Qué me dices! ¡Después de tántos siglos! ¿Y qué tal? ¿Cómo ha quedado?
Un mundo flotante: ¡Muy bonico! La ilustración de la portada la hice yo, a petición suya.
Un camino en el aire: ¡Sabía que eras un amante del cómic, pero no que también dibujabas!
Un mundo flotante: Bueno..., a veces. El caso es que un día, poco después de recibir el premio, Trabajando con el vacío me llamó y me dijo: "Quiero que me dibujes un condensador de fluzo para la portada de Música para ascensores". Me fui a su casa y, siguiendo sus instrucciones, le hice un esbozo.
Un camino en el aire: ¡Pues esta misma tarde voy y me lo compro!
Un mundo flotante: ¿Un condensador de fluzo? No creo que les quede ninguno. Pero el libro te va a gustar, te lo aseguro.
Y allá que se fue esa tarde Un camino en el aire a la librería, emocionado ante la perspectiva de poder tener, por fin, entre sus manos el tan ansiado libro a cambio de unos pocos e insignificantes euros.
Efectivamente, llevaba siglos esperando esta ocasión. Sacó dinero en el cajero automático más próximo y, mientras caminaba rumbo a su prometedor futuro, recordó unas palabras que Nunca aprendí a silbar le dedicó a Trabajando con el vacío el pasado lunes ("En sus versos, que huelen a insomnio y a peces voladores...") y algunos versos sueltos de dos magníficos poemas de Música para ascensores ('Miguelito battles the pink robots' y 'Charo y otros poemas') que Pequeña caja de tormentas nos adelantó el pasado 28 de noviembre ("Y los días pasaron, / pero no como días normales hechos de tiempo, / sino como libros eternos, de páginas iguales..."; "Eres un poema, cierto, pero no uno de ésos / que se pudren en las páginas de oscuras / antologías del siglo dieciocho / o fanzines de los años noventa: tú eres uno / que todo el mundo se sabe...").
Casi sin darse cuenta, llegó a la librería; saludó muy afectuosamente al encargado y fue directo al mostrador de novedades. Buscó con la mirada, pero no vio nada. Se puso las gafas. Rebuscó y volvió a rebuscar, pero de nuevo nada. Música para ascensores no se encontraba allí...
Se disponía a aventurarse a intentarlo en otros mostradores cuando el encargado, todo un profesional de la psicología, le preguntó:
-¿Qué buscas?
-"Música para ascensores".
-Se ha agotado...
-No fastidies...
-Pero no te preocupes, que esta misma semana recibimos más.
-¡Ah, bueno! ¡Pues guárdame uno!
-Vale, yo te lo guardo.
-¿Estará el viernes?
-Seguro.
-Pues el viernes me paso.
Y así, un poco desencantado pero con sus esperanzas totalmente renovadas, Un camino en el aire se marchó a su castillo, que también tiene música... ¡y ascensor!
* * * * *
Ahora en serio (aunque la fábula de arriba es bien real). Mañana o pasado mañana espero tener el libro en mis manos. Prometo traer aquí una amplia muestra.
¡Enhorabuena, Sr. Espejo!
3 comentarios:
¿¿Que está agotado?? ¡¡Ésta sí que es buena!! ¡¡Pa mear y no echar gota!!
Aunque se merece usted un jamón por sus amables palabras, permítame al menos que le mande el libro. Necesitaría una dirección postal y ya sale.
En serio, muchas gracias. Y por cierto, no me había dado cuenta hasta leer esta entrada, hay que ver la vidilla que hay en la blogosfera literaria murciana, ¿no? Somos un montón. Tendríamos que hacer algo con eso.
Espero la amplia muestra del libro, me gusto esta narracion con blogidentidades. Un beso.
Pues imagínense las dificultades para encontrarlo en los madriles. Gracias al envío por correo me haré con mi ejemplar (y algún otro para quien yo me sé).
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