sábado, 1 de noviembre de 2008

Buenos augurios



Octubre dijo adiós con luminoso abrazo...

Lo primero que hago todas las noches antes de acostarme y todas las mañanas después de levantarme es salir al balcón y mirar el cielo. Día tras día y noche tras noche les voy diciendo hola y adiós a todos los cielos de todos los días y todas las noches de todos los meses del año. Pero ayer, a las ocho de la mañana, fue octubre quien me dio los buenos días de este modo. Para despedirse a lo grande. Ayer precisamente, víspera de Todos los Santos... ¡Eso si que fue un camino en el aire!

En la mitología de numerosas culturas, el arco iris es el puente que liga lo temporal con lo espiritual, el símbolo de la unión entre el cielo y la tierra. Para los antiguos, su aparición después de una tormenta significaba la presencia de una divinidad benefactora. Sin ir más lejos, para los cristianos simboliza el perdón de Dios. Según la tradición tántrica hindú y budista, el estado más elevado que se puede alcanzar con la meditación es el llamado cuerpo-arco iris, mediante el cual el cuerpo se disuelve en la luz del arco iris y la vida terrestre se muestra como insustancial.

En fin..., ¡buenos augurios!















8 comentarios:

carmen dijo...

Yo miro atardecer cada día desde mi balcón. Es un espectáculo para los ojos y una caricia para el alma ver como el cielo adquire en pocos minutos tal cantidad de matices, como los tejados, las torres del Carmen y los árboles y los "senderos que se bifurcan" del Jardín de Floridablanca van cambiando sus tonalidades como si de esa manera dialogaran con el sol que parece encontrar descanso tras los montes que abrazan la ciudad. Después se encienden las luces de los pueblos próximos y yo las percibo señales, guiños amistosos, imagino que la buena gente que sostiene el mundo busca la paz de sus hogares, que el descanso será merecido; que, como tu arcoiris, merecerán el amor de dios...dura apenas unos minutos pero reconforta y abriga. Un beso.

Sebastián Mondéjar dijo...

Ahora comprendo por qué tienes tú esos ojazos, Carmen... ¡Están llenos de cielos!

(¿Me ha quedado fino el piropo?).

Si desde tu casa se ven aún "los montes que abrazan la ciudad", sin duda eres, además de buena gente, una gran privilegiada. Una vez Ramón Gaya le dijo a Pepe Rubio que lo único que no había cambiado de la Murcia que él recordaba era la línea de esos montes.

Gracias por sostener el mundo y compartir este camino.

Un abrazo de monte.

Esther dijo...

El arco iris da alegría de vivir. Sale el sol después de la tormenta. Y eso gusta mucho. Da paz. Me gusta ver desde tu ventana. Me gusta observar lo que tu observas. Nos acercas con tu cielo, tu arco iris y tus tejados. Veo una grúa, postes de electricidad de madera, techos de casas antiguas, tejas rojas, un campanario y unas alas. Te veo un poco a ti. Y veo lo que tu ves todas las mañanas y todas las noches.

Un beso.

Sebastián Mondéjar dijo...

Amiga Esther, tenerte por aquí sí que es una alegría..., conocerte sí que fue un buen augurio...

Me alegro de que a través de estas fotos me veas y de que te pongas en mi lugar para ver lo que yo veo.

Gracias por acercarte una vez más a este camino.

Un abrazo fuerte.

Pedro López Martínez dijo...

El arco irisado se postula
en tus ojos,
en los míos se adivina.
Gime de luz
en la mañana tibia
que nace con noviembre.
Y la paz que proclama
contagia nuestros actos,
nuestro fantasma diario,
nuestra común empresa.
Y agradece los dones
de seguir en la brecha,
de nacer a este día
irisado de gamas.

Gracias, Sebas, amigo, por las imágenes que nos depara el cielo para que tu dedo de artista presione el botoncito en el encuadre cinco veces exacto
y detenga la fugacidad de los colores, que es como decir la fugacidad de la alegría.

Salud!

Sebastián Mondéjar dijo...

Tendrías que haberme visto, Pedro, haciendo fotos en pijama a las ocho de la mañana en el balcón. La verdad es que fue un arco iris espectacular, y creo que las fotografías reflejan fielmente el impacto visual de tan insólito despertar. De haberme levantado cinco minutos más tarde me lo habría perdido. Así que, efectivamente, hacer esas fotos fue como detener la alegría. Con tu poema y tu comentario sobre la fugacidad has expresado muy bien los sentimientos y las sensaciones que me provocó: paz, redención, agradecimiento, fuerzas para seguir...

Un abrazo y salud de cuerpo y alma, compañero

Tesa dijo...

Tremendo.
Yo capturé un arco iris con el móvil hace un par de meses después de un tormentón a media tarde.
Justo salir de la oficina y allí lo tenía, frente a mí.
¿Cómo no fotografiar esa maravilla?

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=vkm3uwanhWA

carlangas...

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