miércoles, 14 de enero de 2009

El pequeño Kafka



Hace unos días descubrí en el escritorio de mi ordenador un acceso directo a un documento de texto. Por un instante pensé que se trataba de un acceso al propio procesador, pero al punto leí bajo el icono: "Acceso directo a MI VIAJE...". Dí por sentado que era algo que había escrito yo quién sabe cuándo (las musas me dotaron de una pésima memoria verbal); pero al cliquear sobre él se abrió esta redacción escrita por mi hijo el 15 de abril del año pasado, cuando su profesora de Lengua le puso como tarea escribir sobre lo mejor que le había ocurrido en la vida:



MI VIAJE AL SOFÁ

Por Sebastián Mondéjar Jover
Alumno de 6º de Primaria del Colegio Público Cierva-Peñafiel



Esta fue, sin duda, la mayor experiencia de mi preciada infancia. Empieza así: Abro los ojos y me veo acostado en la cama de mi habitación con la luz apagada. Me dije a mí mismo: "¿Estoy durmiendo? ¿O estoy soñando? Pero si estoy soñando estoy durmiendo". Dejé de hablar solo como un imbécil y encendí la luz para levantarme. Alcé los brazos y coloqué las manos lentamente sobre el colchón para impulsarme en mi proceso de levantamiento. Una vez con los dos pies en el suelo (me aseguré de que estaban todos), me dispuse a dar el primer paso. Al estirar las piernas para comenzar el esperado paso, noté la contracción de los músculos en todo su esplendor. Apoyé el pie sobre el sonoro parquet y noté un suave frescor que me produjo placer en todo el cuerpo. Eso me alegró el día. Empecé con "buen pié", jejejejejeje... Bueno, me callo, que si no enseguida vienen los "Sebastianes". En fin, continúo: cuando iba por el pasillo camino al sofá me emocioné mucho. Se respiraba tensión en la sala. Iba paso a paso muy lentamente... cuando oí un misterioso "crack". ¿Sería un fantasma o quizá un insecto? Pues no, soy yo mismo, que lo he metido en la historia para ponerla más interesante. En fin, pasemos de los "cricks, cracks, crocks" y continuemos. Me estaba acercando a la puerta de manera sigilosa para no despertar a mi padre. Intenté agarrar el dorado manillar para proceder a la misteriosa "sala del sofá". En seguida sentí en mi piel el delicioso tacto del picaporte. Giré el manillar y, tras la chirriante onda sonora que produjo, entré en la preciosa sala. ¿Me esperarán peligrosos monstruos? ¿Quizá sedientos vampiros? Giré la cabeza y vi un extraño y atrayente artilugio color gris ante mis ojos. En seguida me di cuenta de que era la tele, así que me dejé de redacciones y de chorradas fantasmales y me puse a verla.


Sebastián Mondéjar Jover,
Murcia, 15 de abril de 2008.


* * *

Qué, ¿cómo se os ha quedado el cuerpo...? ¡Que conste que no he quitado ni añadido ni una coma...! Y debo precisar que le he pedido permiso a mi hijo para publicarlo aquí. A él le apasiona dibujar, crear personajes, diseñar historietas, y gracias a ello ha desarrollado mucho su imaginación y ha alcanzado un acusado nivel de precisión y depuración en el lenguaje, así como un sentido del humor verdaderamente sano y encomiable. Cuando escribió la redacción tenía 12 años. Ahora acaba de cumplir 13 y estudia 1º de la ESO en el Instituto Licenciado Francisco Cascales.

En fin..., ya sé que pensaréis que se me cae la baba y exagero; pero la verdad es que mi hijo es un gran tipo.

11 comentarios:

Lucía dijo...

¡Menudo viajes! No, no es amor de padre. Está claro que tu hijo tiene talento para escribir. Con 12 años escribe mejor que muchos adultos que además, sin ningún tipo de pudor, alardean de ello. Supongo que profesora le habrá puesto un 10, ¿no?.
Besos para los dos.

Pedro López Martínez dijo...

Sebas, dile al pequeño Kafka que habita en tu casa que en su relato he entrevisto una aproximación inversa al mito platónico de la caverna, pues se diría que el personaje viene del exterior que es su sí mismo para recabar en ese cerco insondable que es el sofá-tele. Tal vez le sobren adjetivos, pero a esa edad (dichosa edad?) nuestra vida (y nuestra prosa) está llena de cromatismo, el mundo se nos muestra adornado, así que ya aprenderá él solito a prescindir de ellos cuando sean prescindibles.
Larga vida al pequeño Kafka!
...Y tú que lo veas, amigo.

Sebastián Mondéjar dijo...

Hola, Lucía. Hola, Pedro. Bienvenidos de nuevo.

Yo también creo que mi hijo tiene talento. Mira el mundo desde diferentes ángulos y perspectivas y tiene facilidad para transmitir lo que ve. Lo absorbe todo como una esponja. Yo, sinceramente, lo he dejado ir siempre a su aire en sus quehaceres creativos y él, que es muy observador, ha ido desarrollando su propio 'estilo'. Tampoco le alimento su ego (me lo alimenta él a mí); este post es un excepción excepcional, valga la redundancia. Le he pedido permiso, que me ha concedido muy generosamente,pero no creáis que se ha abalanzado al ordenador para leerlo..., todo lo contrario; no le gusta el protagonismo; nunca ha entrado a este blog, ni creo que sepa hacerlo; está siempre en sus cosas (que son las que 'naturalmente' le importan, como si le faltara tiempo para terminarlas).

No recuerdo la nota que le puso la profesora de Lengua. En el colegio ha destacado siempre por su imaginación, pero no es precisamente una lumbrera estudiando y se distrae muy fácilmente. Desde luego, destaca en Lengua, en Conocimiento del Medio, en Ciencias Naturales... Pero sufre mucho con las Matemáticas, se le atraganta la Geografía y, siendo muy buen dibujante, no le hacen mucha ilusión determinados trabajos de Plástica.

Tal vez sea pretencioso titular este post 'El pequeño Kafka' (eso tampoco lo sabe él, ni quién diablos fue Kafka); pero creo que tiene dotes para 'controlar' el mundo (que a veces tan dura y oscuramente se nos echa encima) y su vida. ¡Ojalá que sea siempre tan buena gente!

Es muy sugerente, Pedro, tu referencia al mito de la caverna. Descuida, que se lo comentaré. Es un mito muy gráfico y seguro que le va a encantar. Ya te contaré su reacción.

Respecto al exceso de adjetivos, tienes toda la razón al justificarlo. A su edad, adjetivar es una pura necesidad, que irá depurando conforme vaya descubriendo el lenguaje y conociéndose mejor a sí mismo. Aún no ha domado al caballo, pero me gusta cómo lleva las riendas.

Yo me recuerdo en su edad y..., en fin..., perdonad que me haya extendido tanto..., aunque sé que comprendéis que me comporte 'As a decrepit father takes delight / To see his active child do deeds of youth'.

!sod sol arap dulas y sodulaS¡

Esther dijo...

El pequeño kafka se parece muchísimo a su padre.

El otro día releí tus dos libros de poemas. Y me parecieron todavía más fantásticos.

UN ABRAZO.

Sebastián Mondéjar dijo...

Sin entrar en juicios de valor, Esther, es cierto que se parece mucho a mí. Son los misterios de la sangre: algo que es lo mismo nos recorre por dentro. ¿Pero no le ves también un punto Troglo Jones que no se lo salta un galgo?

Gracias por nada menos que releer mis libros. Además de halagarme me haces sentir que están vivos. Reconozco que, una vez que están fuera de mí, yo mismo me asombro de algunas cosas que he escrito. Siento que no soy yo en realidad, sino alguien que es por mí.

Un fuerte abrazo.

José Manuel dijo...

Me llama la atención su imaginación y talento literario con esa edad, pero me quedo sobre todo con su buen humor. ¡Qué más querría uno para un hijo! Que lo conserve por muchos años, y tú que lo disfrutes. Felicidades a los dos por vuestro santo.

Sebastián Mondéjar dijo...

Gracias con retraso, José Manuel.

A mí me pasa lo mismo: valoro sobre todo su buen humor (su buen sentido del humor), que puede serle vital a la hora de abrirse puertas al mundo y a sí mismo.

Hasta pronto, espero.

Anónimo dijo...

se me erizan las pieles. como me presta. aparte de lo que comentais, es como lo cuenta el chaval. las comas y ritmo...cadencia. Sebas, sabes, sesabespresar. don? gen? o ... y un maestro a su lado.

Persisto en la vibracion de la cuerda que alimentas. Ahora me desvirgavirtualizare con los potentes y atractivos blogs aunque tus escritos seguiran cerquita, en relecturas como si fuesen nuevas, vivas, diría. orgullo.
abrazosos

Anónimo dijo...

Me he llevado una sorpresa al pasar por aquív a las 8:30 de la madrugada-aún no dormí-y encontrarme al pequeño Tatán convertido en escritor.
Me ha parecido genial la idea de darle un capotazo a los tópicos del viaje y muy bueno el modo de resolverlo. No creo que tenga demasiados adjetivos: lo que opino es que se recrea en la jugada que le está haciendo al profesor de turno,y que si ha añadido alguno que podría sobrar en otro texto, en éste lo más probable es que sea imprescindible para llegar a la extensión requerida. Pues no hay que perder de vista que está escribiendo de "encargo". La foto también me gusta mucho. Blanca

Anónimo dijo...

me parece magnífico leer este blog y a partir de ahora contaréis conmigo!!

Sebastián Mondéjar dijo...

¡Megido, qué alegría! ¡Tu visita sí que presta! Déjate caer más por aquí... ¡y a ver cuándo nos juntamos! Tengo ganas de verte y abrazar tu corpachón del Norte. También a Cris y a Candelita. Dales muchos recuerdos y besos de nuestra parte.

* * *

Y tú, Blanca, amiga mía, qué bien has captado y comprendido el meollo y la intención, y qué bien traído está tu comentario. No sé si mi hijo se me parece, pero sí que en infinidad de ocasiones me han dado ganas de parecerme a él. Respecto a la foto, pertenece a una serie que le hice unos meses antes de que escribiera esa redacción. Gracias por venir. Vuelve pronto. Un beso.

* * *

Lolitas, no sé quién eres o quiénes sois (¿nos conocemos?), pero me alegro de que te sientas agusto en mi camino y espero que sea cierto que a partir de ahora contaremos contigo.

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