viernes, 11 de diciembre de 2009

"Descripción de Murcia", por Fernando Chueca



"Murcia podría haber sido una de las ciudades más bellas e interesantes de toda nuestra Península si hubiéramos sabido conservarla como merecía. Murcia es una ciudad musulmana ciento por ciento.

Colonizada por árabes puros venidos del Yemén y del Hedjaz, debió ir creciendo y desarrollándose hasta alcanzar esplendor inusitado en los tiempos de Almanzor y vida luego brillante como estado independiente, que prefería el tributo a Castilla para no depender de los almohades.

Era una de las ciudades mejor muradas del mundo y de las más sabias y cultas, algo que debió conocer Alfonso el Sabio, que gustaba de vivir entre unos hombres que podían aumentar sus conocimientos. Hasta la expulsión de los moriscos en 1609 eran de aquella raza más de la mitad de sus habitantes.

Si observamos el plano de la vieja Murcia notaremos cuán fuertes y decididas son sus características islámicas: calles con recodo que vuelven sobre sí mismas; multitud de callejones sin salida, acodándose y formando secretas rinconadas, plazuelas como breves ensanchamientos, calles bulliciosas con aire de zoco, que todavía conserva la archifamosa Trapería y un rincón de huertas feraces que llegaban hasta las mismas medianeras de las últimas casas y cuyas acequias convertían el campo circundante en un oasis oriental.

Todavía recuerdo la primera vez que siendo muy joven subí a la estupenda torre de la Catedral y pude divisar el espectáculo de la Huerta del Segura como un tapiz mágico cosido y recosido que se encerraba en un horizonte circunscrito de montañas. Todavía la Murcia musulmana, la hermosa Murcia que luego se vistió a la europea en el siglo XVIII, el siglo del Cardenal Belluga y Floridablanca, estaba intacta y armoniosa tendida en su plácida alfombra de verdura.

Pero luego, qué atrocidades se han hecho en Murcia en pocos años, qué desmanes, qué atropellos, qué infamias, qué avenida de José Antonio, rompiendo la vieja y delicada ciudad con un tajo atroz que nada respeta y que se convirtió en cauce abierto para saciar los apetitos de los especuladores, que al llenar sus bolsillos se convirtieron en unos ladrones más vituperables que los que en enero de 1977 robaban el tesoro de la Catedral. Porque el expolio llevado a cabo es infinitamente superior e infinitamente más irrecuperable: han robado y destruido -robo con asesinato- una hermosa ciudad que era obra de muchos siglos y de muchas culturas.

Grado de deterioro urbanístico: Gravísimo.

Índice: 9."


Fernando Chueca Goitia

* * *

En mi segundo artículo como colaborador de Diario 16 de Murcia, titulado "La ciudad" y publicado el 11 de mayo de 1991, cité el comienzo y el fin de esta "Descripción de Murcia" escrita por el arquitecto Fernando Chueca para el libro Murcia: un concurso, una alternativa, editado por el Colegio Oficial de Arquitectos en 1980, cuando todavía era el "COAV y M", es decir, el Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia y Murcia.


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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Fernando Chueca Goitia es el autor del Proyecto y Director de las obras de la Catedral de la Almudena. Creo.
¿Y este señor se permite criticar lo que el llama el destrozo de Murcia cuando él ha proyectado y dirigido uno de los bodrios más grandes, en todos los aspectos, anacrónico, disparatado, antiestetico, descompesado en cuanto a formas y conceptos, descontextualizado en tiempo y lugar, etc. de la Arquitectura Universal?.
Gaudi solo hubo uno. Miguel Angel tambien fue unico. Leonardo. Bruneleschi. El Maestro Mateo. Y pocos más.
Lo demas es querer ser algo solo por vanagloria humana.
Además, si hubieramos seguido como los Yemenitas que dicen que nos fundaron, todavía estariamos como ellos, en la Edad Media.
Eso es lo que quisiera el gestor de este blog. Que al igual que ocurre alli, todo lo que no coincide con su pensamiento -religioso, cultural, politico, etc.- o sus intereses economicos e intelectuales, aunque no con sus hechos, sea anatema, sea lapidado, sea azotado.
Como hacen en Yemen, Somalia, Iran y tantos otros paises de la onda musulmana. Esos que nos dejaron sus restos, que no son mas que eso, residuos con honrosas excepciones (Alhambra, Mezquita de Cordoba, ..)

Sebastián Mondéjar dijo...

Tiene Vd. razón, ilustrado Sr. Anónimo, en que la Catedral de la Almudena es un bodrio. Pero eso no le quita razón a lo que Chueca Goitia dijo de Murcia. Vaya Vd cuando tenga un rato a la biblioteca del Colegio de Arquitectos y hojee el libro en cuestión, "Murcia: un proyecto, una alternativa", en donde, además de un intenso recorrido por la historia urbanística de Murcia, se reproduce (entre otros) un artículo publicado en La Verdad en 1978, en el que un joven Manuel Fernández-Delgado y un tal Marín-Baldo criticaban nuestro peculiar regionalismo ("un regionalismo de región devastada", según sus propias palabras). Murcia bien pudo haberse convertido en una moderna ciudad-jardín si los murcianos hubiésemos respetado nuestro patrimonio y nuestras señas de identidad.

Por otro lado, siempre viene bien desahogarse un poco con las palabras cuando las cosas no salen como uno desearía. Es lo que hago yo.

Así que gracias por sus palabras y espero que se haya quedado descansando, Sr. Anónimo.

José Manuel dijo...

Oye, Anónimo, que digo yo que aquí en su blog mi socio dice lo que le sale de los cojones, lo mismo que tú o yo o cualquiera que entre por su gusto, que a nadie se le obliga. La diferencia contigo es que él no se esconde, da la cara y firma sus opiniones, evidentemente discutibles, con nombre y apellidos.
Si es que no le conoces al natural, Sebastián ha dado muestras sobradas en este mismo blog de su actitud tolerante, justo lo que echo en falta en tu comentario cuando hablas de no sé qué “onda musulmana” con sus “restos” y “residuos”.
Porque incluso alguna rara vez que él se pronuncia en contra de algo acaloradamente, con lo que tú o yo podemos estar o no de acuerdo, lo hace desde el respeto, y no recuerdo que haya tratado de hacernos comulgar con ruedas de molino.
En fin, descalificas al autor del libro sin entrar a valorar lo que dice, sólo por una trayectoria profesional que tú cuestionas; perdonas, según tu autorizadísimo criterio, a media docena de arquitectos de todos los tiempos y arrojas a los demás a la basura de la “vanagloria humana”; confundes la más elemental conservación del patrimonio con una mentalidad retrógrada; y deslizas alguna frase incomprensible donde insinúas cierta actitud hipócrita del autor del blog por razones que sólo tú conoces.
Pues nada, hombre, tú no tomes pesambre. Si no te ha gustado esto no es menester que vuelvas. Pero si lo haces mide un poco mejor tus palabras antes de erigirte en justo juez, eso mismo de lo que acusas al amigo Sebastián.

Sebastián Mondéjar dijo...

Hola, José Manuel. Gracias por tu comentario. La verdad es que yo preferí no aludir a esas presunciones... sentenciosas sobre lo que "el gestor de este blog" quiere o deja de querer, sus pretensiones económicas (¡¡¿...?!!), sus intereses intelectuales, políticos o religiosos...; ni, mucho menos, hacerme eco del despecho (por no llamarlo de otra forma) de nuestro anónimo visitante hacia el mundo musulmán. ¡Las Cruzadas continúan!
Yo odio cualquier violencia, venga de donde venga. Si a mí este señor, además de ir de anónimo por la vida, me sitúa -con una actitud, la suya sí, ciertamente medieval- del lado de los dilapidadores, ¿qué pijo voy a hablar con él?

En fin... Nada ha causado tantas muertes..., nada le ha hecho tanto daño al mundo como las religiones, amigo José Manuel. Y, por desgracia, la Edad Media aún no ha sido vencida por el Renacimiento.

!ozarba etreuf nu y dulaS¡

Blanca Andreu dijo...

Alguna vez hemos convenido, si no recuerdo mal, Sebastián, en que a menudo la gente, en una proyección egocéntrica, acusa a los demás de sus propios defectos. Así que a ese que se esconde en el "anonimato potásico", que diría Juan, que le den.

Y hablando de Juan: ¿sabes que él y Fernando Chueca eran primos hermanos?

Recuerdo la primera vez que Juan cogió en su vida un "Hola", desesperado por el frenesí con que otra amiga y yo despachábamos viejos ejemplares en la piscina de una casa de Agua Amarga.
El único comentario que hizo fue:

-Este Rainiero se está achuecando.

Gran frase. No podía ser más cierta.

También acuñó el concepto de "achuecar"para las restauraciones un tanto evidentes: "Esta iglesia está demasiado achuecada"

Por su parte, Chueca era un hombre encantador, de lo más amable que se pueda encontrar.

No sabía que había hablado de Murcia.

En cuanto a la Almudena, ya se sabe: "De vez en cuando Homero dormita".

Antonio Gómez Ribelles: 'Las lagartijas guardan los teatros' (La Estética del Fracaso, Cartagena, 2021)

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