miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dos poemas de Ángel Aguilar



Anoche, en la tradicional lectura poética que el primer martes de cada mes organiza el Museo Ramón Gaya, los amantes de la poesía tuvimos la fortuna de escuchar y conocer al poeta manchego Ángel Aguilar (Caudete, Albacete, 1958), de quien yo conocía tan sólo un puñado de poemas recogidos en el libro Grupo poético La Confitería, Segunda antología, editado por Almud en 2006.

"Es Aguilar Bañón el poeta más celebratorio de todos los que integran este grupo", afirma el también poeta José Luis Parra en su prólogo a la citada recopilación. Y no le faltan razones; aunque personalmente creo que León Molina, otro de los poetas de La Confitería, no le va a la zaga en ese sentido.

En todo caso, estos dos poemas que leyó anoche en el museo (uno de los cuales tuve la osadía de registrar con el micrófono de mi cámara de fotos) nos confirman que Ángel Aguilar es un poeta verdadero; un hombre continuamente emocionado y sorprendido ante la vida; un lúcido derviche que baila al son de la música del universo; un ser, en fin, enamorado del amor.


* * *


DERVICHE
(Al salir de la discoteca)

Para Rosa, Frutos, Carolina, Manolo, Justo, Carmen y Valentín.


Es madrugada.
Lejos de todo daño
vibran las calles,
últimas hojas
caen.

El otoño desprende sus culpas y se va.
Un edredón de niebla, un vaho alcohólico
lava las copas de los pinos.
Sois como playas desde donde zarpar hacia la nada
sabiéndose acogido.
Somos este placer sin meta.
Ahora hasta mis manos
ocupan su lugar.
Aún sudo, el rocío
es la verdad más honda del paisaje.
La misma música ensordecedora
habita este silencio.
Siento el embudo del infinito,
el abrazo del remolino, el vertimiento
loco de nuestros cuerpos,
más lento de los árboles.
Este placer que deshecho palpita,
como un mar recién nacido,
soy yo,
sois vosotros en mí,
es mi Hueco.


* * *


ESTÁN SUCEDIENDO MILAGROS


Sólo deseo lo que tengo.
Miro los hilos que nos unen
en la penumbra de la discoteca,
brillan indestructibles.
Podemos ignorarlos y seguirán ahí.
Esto es amor, la claridad
que nos exige un salto al vacío
para abrirse. Ganar rindiéndose.
Sólo deseo lo que tengo.
Todo lo que existía antes que la razón
y que le sobrevivirá.
Este caos de vasos comunicantes llenos
de tequila, de entrega.
No cabe en la razón lo ilimitado
mas sí en nuestros cuerpos.
Esta danza tribal es el amor,
esta chica que no conozco
y que conmigo frota su belleza
es el amor. Este intercambio
de átomos enloquecidos
es el amor. ¿De qué sirve llamarlo
por miedo de otra forma?
No somos separados, seguirá
siendo amor, amor que nos engulle.
Sólo deseo lo que tengo.
Dios goza en nuestros labios.
Esta sal que da oleaje a nuestra
piel es el amor.
Esta necesidad de amor
buscándose a sí mismo es el amor.
Esta avenida abierta por donde el aire nos arrastra
ébrios hacia el abrazo es el amor.
Sólo deseo lo que tengo.
Juntos, en la hierba tendidos,
sintiendo el frío de la tierra
no somos sino amor.





* * *

[Obra publicada de Ángel Aguilar:

-Alas más grandes que el nido. Diputación de Albacete, 1992. (Poesía)
-El dragón Cárpulas y otros cuentos. La Siesta del Lobo, 1997. (Cuentos).
-Haikus del parque. Librería Popular, 2002. Al alimón con Frutos Soriano.
-El libro del agua. Diputación de Albacete, 2003. (Poesía).

Aparece en las antologías:

-Antología poética de autores albacetenses. José Manuel Martínez Cano. Diputación de Albacete, 1983.
-Poetas de La Confitería. Universidad de Castilla la Mancha, 1999.
-Las 70 mejores poesías escritas por poetas de Albacete. Andrés Gómez Flores. Alessandri Editora, 2001.
-Mar interior: poetas de Castilla-La Mancha. Selección de Miguel Casado. Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, 2002.
-Grupo poético La Confitería. Segunda antología. Almud, ediciones de Castilla-La Mancha, 2006.]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una recomendación también de Albacete
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